Desde que Google desarrollase en 2007 esta aplicación, hablar de Street View es hablar de privacidad. Aunque son muchos sus defensores, las críticas son cada vez mayores. Y es que lo que más le preocupa al ciudadano de a pie es que su cara aparezca en las fotografías de Street View o incluso que pueda llegar a reconocerlo alguien que haya usado el servicio. Sin embargo, parece ser que estos mismos miedos desaparecen cuando hablamos de una red social.
Tenemos Facebook, tenemos Twitter, tenemos Linkedin, tenemos Tuenti… Cada día estas redes sociales se llenan de fotografías de nuestros últimos viajes, de nuestros cumpleaños, de nuestras fiestas el fin de semana o de nuestro sobrino recién nacido. Cada día contamos a la red dónde hemos estudiado, dónde trabajamos, qué hacemos, dónde estamos comiendo o quién nos acompaña mientras tomamos un café. Si somos capaces de hacer uso de todas estas utilidades, si somos capaces de aprovecharlas para nuestro día a día, ¿por qué, en cambio, criticamos Street View? ¿Por qué condenamos este servicio proclamando que vulnera nuestra privacidad?
Uno de los motivos principales que hacen que la población se altere al hablar del programa de Google, es el hecho de salir en unas fotografías de las cuales no pueden controlar su difusión. Además de este motivo, existe otro también preocupante para las personas de a pie, y es el hecho de salir en una situación comprometedora, como es el caso de un hombre que se encontraba en su propia casa en el jardín, en ropa interior y el coche de google captó parte de su propiedad, sacando al señor también.
Es decir, con estas reacciones puede dar a entender que la gente no se preocupa simplemente de que salga su cara, sino que tienen “miedo” de que las cámaras de Google les pillen “con las manos en la masa” o haciendo alguna cosa que quieren mantener en secreto.
Ante este tipo de preocupaciones (y otras contra las que ha tenido que ir lidiando), Google se ha visto forzado a tomar medidas que calmen la opinión pública: Alma Witten es la actual Directora de Privacidad de la empresa, cuyo trabajo precisamente consiste en velar por la protección de la intimidad de las personas, tanto desde la ingeniería como desde la gestión de las imágenes. Sin embargo, esto no parece ser suficiente, pues sabemos que hay países en los que Google ha retirado el servicio por la mala acogida de la población. Una vez más, estamos ante la misma preocupación -la privacidad- que a fin de cuentas, y como ya hemos dicho, no es más que el temor a lo desconocido, a no saber quién va a ver nuestra foto.
Pero el desconocimiento está en la propia población, ya que lo que no se sabe es que cualquiera puede pedir que se quite una foto de Street View, ya que Google proporciona un formulario para ese fin y para informar sobre determinados problemas en la privacidad (coches cuyas matrículas pueden leerse, rostros que no están difuminados, etc.) No obstante, por muy acertadas que sean este tipo de medidas, la realidad es que no se conocen tanto como deberían. De hecho, los casos en los que Street View haya podido “molestar” a alguien por subir una foto comprometedora, probablemente no habrían sido noticiables si se conociera bien el proceso por el cual podemos denunciar un contenido inapropiado en Street View (en este enlace, por ejemplo, podemos ver un tutorial en el que nos explican paso por paso cómo reportar un problema de privacidad a Google).
Uniendo los dos conceptos que hemos desarrollado como son la preocupación del ciudadano por aparecer en Street View y el desconocimiento del formulario para eliminar alguna de ellas, podemos decir que en el caso de que éste ultimo fuese más conocido por la sociedad, la gente sentiría que tiene un cierto control sobre ellos, y por tanto su preocupación disminuiría notablemente hasta el punto de no querer eliminar las fotografías.
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